domingo, 28 de febrero de 2021

Ego y Credo

Caía la noche, en el jardín los grillos tocaban su melodía favorita, el sofá me invitaba al descanso, y a pesar de la comodidad que me proporcionaba el calor de mi casa, el paso del día se cernía sobre mí, como un ave de presa que comienza a cerrar el círculo sobre su víctima, hasta que la atrapa.

De la misma manera, ella me estaba rondando, acercando su mano cada vez más a mi cuello y haciendo que mi oxígeno dejara de recorrer mi cuerpo, cual cadáver inerte y decrépito. Y en ese preciso instante una luz viene a mí, una imagen, una idea, mi salvación, pensar en ti …

En ti que me estás leyendo, en una hermana que lucha conta viento y marea, en la soledad de su hogar, sin miedo a bailar  y sin miedo a lo que ya no está y no puede hacernos daño. Sin miedo a levantarse cada día y vivir la vida tal como venga, con sus idas y venidas, con lo bueno y con lo malo, con lo que es y con lo que está por venir, pero sobre todo con valentía. La valentía del guerrero que corre indómito ante su enemigo, sin plantearse si es más poderoso que él, simplemente con la confianza en sí mismo, con su "ego" y con su "credo". 

Respira.



domingo, 21 de febrero de 2021

Día 7:" La hora de la estrella"

 

La mañana comienza pronto, con la respiración pausada del hogar, el canto de los pájaros, el olor del café y el ansia por abrir la ventana y recibir los primeros rayos de sol.

Sostener una bebida caliente, y salir al jardín para observar la naturaleza, es un acto que se me hace indispensable, cada mañana, llueve o ventee, haga calor o frio...

Respirar la tierra, percibir el vaivén de los árboles, oler el aroma de las flores; el azahar, el jazmín o la dama de noche son mis fieles compañeras.

Y así, cuando el viento alegre mece los mechones de mi pelo, mientras la taza calienta mis manos e incluso mi alma, es cuando comienza mi mañana, mi mayor regalo, despertar cada día y ver a amanecer.



Día 6: "La mirada poética"



El otro lado del silencio

es una historia escondida,

este continuo desprendimiento

una verdad innombrable,

este viajar hasta el centro del alma

una lucha que no cesa.

Y dejarla ir, donde ella quiera

ser y estar

en el resurgir de la palabra,

el agotamiento de la idea

ser a través de ella

mirándote en el espejo.

En un refugio  o camino a ningún lugar,

aire libre surcando el viento

sobre un mar infinito

lo demás no importa, hasta que llega

la  muerte si es que llega o quizá llega tarde.

No importa a nadie,

porque toda esta inesperada belleza

surge de la nada y...

permanecerá por nunca jamás 

Recuerda, siempre tendremos la orilla

del mar a ese lado del precipicio.




Día 5 "Entrar en la música"

                                                                     Encontrarás

El aire mueve mi pelo de forma sutil, la piel se eriza como si cerca del mar estuviera, el olor del recuerdo impregna mi cerebro y me estremezco como niña con miedo a lo desconocido. Siento que mi cuerpo se vacía y vuelo al infinito, siento el frescor de la bruma en mi cuello y la piel se vuelve plástica, tangible a la vez que volátil, marcas recorren mi cuerpo como cicatrices de antaño, dolor y lágrimas que bañan mi rostro en desasosiego, corazón exprimido, seco, cuarteado y es locura...no es tristeza, lo que me parte en dos la voz.



sábado, 13 de febrero de 2021

Día 4 "El mundo entero, titilando"

                                             El mar es un vaivén que no cesa, alimenta y asfixia al mismo tiempo. Amor, odio y templanza para una lanza escondida en un rincón inhóspito que cala desde dentro y llega al infinito del ser. Ahora en este momento soy yo y no otro, templanza me falta en el ahora, oscuridad inaudita y firmeza en el cuerpo etéreo de lo inútil. Agua que corre como manantial, limpiando la oscuridad de la ciénaga y llevando hasta la luz el capricho de mi mano y la locura o cordura de mi ser.

                                            Aumento en el ritmo cardiaco que esta sensación de libertad me produce, esta tinta que sale de mi boca como palabra vomitada desde la roca. Me bloqueo pero me obligo a no parar y sentir cómo algo dentro de mí se conecta, escribe y escribe sin saber realmente qué soy o a qué vine en este momento y en este papel. Me alejo de la realidad como si fuera un espectador que no controla lo que ve y no sabe qué espectáculo ocurre delante de sus ojos. 

                                            Estoy poseída por un ente que no conozco pero que me arrastra hacia un lugar donde me parece haber estado en algún otro momento de la vida, quizás hace ya tanto tiempo que no venía que no lo reconozco o que no lo recordaba. Ahora en este momento me parece reconocer su luz, su espacio, su olor, su disposición, es como una visita a una estancia que conocí en la niñez, como sentarse en una silla antigua, la de un familiar cercano, parece un hogar donde en algún momento fui feliz o al menos frecuentaba, incluso pienso que pude vivir aquí y llevar una vida mundana. Me vienen recuerdos que huelen a galletas, a amor o a algo que me hacía estar segura, me recuerda este lugar a infancia, a mi abuela, a su hogar, un hogar donde la lumbre siempre estaba encendida, la olla puesta y la mesa dispuesta para la conversación, las confesiones y sobre todo para la risa, alimentándonos con un buen condumio.

                                            Me atrevo a confesar que incluso es lugar para el amor, en este momento he tenido un flash en mi cabeza y he recordado lo bonito de tener mariposas en el estómago y sentir el calor de unos ojos mirándote con deseo, o una mano cálida invitándote al disfrute del otro, del cuerpo, de la carne y del sentimiento, mirar sin tocar y tocar sin mirar, goce, disfrute, pasión.

                                            Aquellos años en los que el pensamiento sólo fluye desde el temperamento y no desde la psique, ¡Cuánta razón! Aquello era la vida, hacer y sentir sin tener que detenerte por unas creencias rancias y sin mirar hacia los lados para comprobar que nadie te ve y te puede juzgar por lo que haces, dices o sientes es ese momento ¿Era aquello la vida? Y si es así, qué es esto que ocupa nuestro ahora. Quizás sea la manera de mirar, de sentir o la permisividad que nuestra mente hace al observador o...quizás sea yo misma quien observa y juzga, teniendo miedo al fracaso o a no ser quien él quería que yo fuera. Y me pregunto ¿Quién era él?¿Es el corazón?¿Es Dios padre?

                                            ¿Quién es nadie para coartar mi libertad que me fue dada al nacer?¿Quién es nadie para manejar una vida que fue creada para ser vivida?¿Quién es nadie para anular la felicidad de dominar tu vida?¿Es él? ¿Soy yo?








                                            

Día 3 " A corazón abierto "

                                          Tengo la libertad de no atarme a un horario establecido por un trabajo, que me obliga a seguir unas pautas de conducta en mi vida.

                                           Tengo la libertar de no atarme a una pareja que no me comprende ni me aporta lo suficiente.

                                            Tengo la libertad de no vivir en el mismo sitio toda la vida, quiero ser nómada y vivir muchos lugares, sabores y olores.

                                            Tengo la libertad de no atarme al yugo que me impone la maternidad, siento que es un papel muy difícil para el que nadie me ha preparado, sin embargo, todo el mundo exige que lo hagas muy muy bien.

                                            Tengo la libertad de no atarme a lo que digan o piensen los demás, quiero hacer lo que me de la real gana sin tener que estar pensando qué van a decir o pensar si hago esto o lo otro.

                                            Tengo la libertad de sentir mi sexualidad como quiera, así como de no sentirla y o sentirla a mi manera sin necesidad de llegar a cánones impuestos por el mundo barato del sexo y la pornografía, calado hasta los huesos en la sociedad del patriarcado.

                                            Tengo la libertad de no atarme a ser perfecta, tengo la libertad de fracasar, de comenzar algo y no terminarlo, tengo la libertad de no ser superwoman y tener que dar la talla como madre, hija, amiga, esposa y mil papeles impuestos por la sociedad.

                                            Tengo la libertad de  no atarme a un horario de comidas establecido por una sociedad de consumo.

                                            Tengo la libertad de no seguir la moda, de ponerme lo que me apetezca sin ser esclava de las tendencias o de la temporalidad del clima.



viernes, 12 de febrero de 2021

Día 2 "El sustrato de la palabra. Memoria lúcida"

                                                    " Y el tiempo oyó el silencio"

                                    Me acuerdo de salir al campo con mi padre los días de invierno, recogíamos setas, musgo y espárragos. Era un juego maravilloso, en el que yo debía desear muy muy fuerte encontrar cualquier cosa o planta y de una forma inaudita , allí aparecía, delante de mis ojos, los de mi padre. Aquellos ojos que me miraban con tanto amor, cariño y calidez. Aquellos ojos que eran capaza de traspasar un muro o viajar a la vía láctea si era necesario para protegerme. Aquellos ojos lo eran todo, eran el hogar hecho mar, verde, inmensos, penetrantes, eran el refugio, eran el abrazo hecho mirada, el amor en un abrir y cerrar de ojos, a golpe de pestañeo fugaz.

                                    Me acuerdo de los viajes en coche con mis hermanos, donde las horas parecían minutos, las conversaciones provocaban risas como cascadas borboteantes o llantos de bebé que se volvían a convertir en palabras, y más risas...  y las noches ¡Ay las noches! un cielo lleno de estrellas, cojines por doquier y una radio en la que sonaba el dúo dinámico.

                                    Me acuerdo de los despertares de mi madre, con olor a café Saimaza y tostadas con tulipán, de fondo el sonido de la máquina de coser y su cantar en la lejanía.

                                    Me acuerdo de los paseos en la montaña, el olor de las flores, el rumor del río, el frescor del viento peinando mi pelo mientras me hago una coleta para sentir la humedad del ambiente en mi cuello.

                                    Me acuerdo de las noches en vela, entre libros y cigarrillos en las épocas de exámenes, mientras en la habitación contigua escuchaba a los amantes gozar la carne y una radio de fondo con El loco de la colina.

                                    Me acuerdo de las noches de desenfreno, alcohol, sexo, risas y velas, muchas velas... donde el amigo se vuelve pareja y la pareja se pierde en lo efímero del momento.

                                    Me acuerdo...me recuerdo...te recuerdo.